La fecha se celebra hace 50 años y esta vez coincidió con la revelación de una imagen que muestra la dimensión del basural con ropa usada o de segunda selección que fue detectado en la comuna de Alto Hospicio.
Hoy 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha que fue instaurada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1972 y que se comenzó a celebrar en junio de 1973, es decir, hace medio siglo. En el caso de Chile, la fecha coincide con la divulgación de una foto satelital del desierto de Atacama (Región de Tarapacá), que permite apreciar desde el espacio exterior el basural de ropa con cientos de toneladas de telas que alteran el ambiente.
Según publicó la prensa internacional, la empresa estadounidense SkyFi, que toma imágenes satelitales, compartió una imagen del lugar con la finalidad de revelar la dimensión del problema de contaminación del medio ambiente que ocasiona la industria del vestido. Se trata de prendas de segunda mano o que nunca llegaron a comercializarse, que son importadas desde Estados Unidos, de Europa o de Asia, y que luego se buscan vender en América Latina.
Así, alrededor de 39 mil toneladas de ropa que no se puede vender terminaron en el desierto, cerca de Alto Hospicio. Y como publica la revista Newsweek, el vertedero de ropa tendría un ancho de unos 300 metros. Este dato fue el que le sirvió a la empresa SkyFi a localizar el lugar y verificar las dimensiones del tiradero de prendas, que captó en enero de 2022. Entre los componentes de la ropa arrojada hay plásticos que difícilmente se disolverán en el ambiente.
Justamente, este año la ONU dedica el Día Mundial del Medio Ambiente a la contaminación por plásticos. Según datos que aporta Naciones Unidas, cada año se producen a nivel mundial 400 millones de toneladas de plástico, para productos que en su mayoría son usados una sola vez y menos del 10% va a ser reciclado. Es más, de acuerdo con la ONU cada año entre 19 y 23 millones de desechos plásticos terminan en lagos, ríos o mares.
En su Informe Anual 2018, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) alertaba que en Chile “en la medida que la evaluación de impacto ambiental de las actividades productivas o iniciativas de inversión mantenga su carácter individual e, incluso, exista la posibilidad de fraccionamiento de proyectos bajo ciertas circunstancias, no se tendrá suficientemente en consideración los efectos sumatorios que podría conllevar la interacción de diversas fuentes, como se ha constatado en el caso de Quintero-Puchuncaví. Las denominadas zonas de sacrificio son una muestra de los vacíos y debilidades que persisten en el marco regulatorio nacional”, se indica.