· INDH dice en esta acción penal que Franco Vargas y otros conscriptos fueron trasladados al altiplano “sin exámenes físicos que verificaran si eran aptos para soportar la altura y las temperaturas extremas que existen en la provincia de Parinacota”.
· En este escenario, “fue víctima de golpes, insultos y maltrato permanente, privación del sueño y de alimentos”.
· En la acción legal el INDH pide que se aplique una segunda autopsia al joven y que se realice el Protocolo de Minnesota, procedimiento para indagar muertes por acción u omisión de agentes del Estado.
Una querella por apremios ilegítimos con resultado de homicidio presentó el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ante el Juzgado de Garantía de Arica para que se determinen las responsabilidades por la muerte de Franco Vargas (19). El joven falleció en el contexto de una campaña de instrucción en la comuna de Putre cuando realizaba el servicio militar en la Brigada N°24 Huamachuco del Ejército.
En la acción legal, el INDH solicita entre otras diligencias una segunda autopsia a la víctima y realizar el Protocolo de Minnesota. Este es un procedimiento destinado a indagar muertes por acción u omisión de agentes del Estado. También el INDH solicita que la PDI tome declaración al resto de los conscriptos que participaron de la marcha e identificar a los funcionarios del Ejército implicados.
Los hechos relatados por el INDH
Según relata el escrito del INDH, el 21 de abril a un grupo de conscriptos que incluía a la víctima lo llevaron al altiplano en Putre para iniciar su instrucción militar. Esto se realizó “sin exámenes físicos que verificaran si eran aptos para soportar la altura y las temperaturas extremas que existen en la provincia de Parinacota”.
Una vez instalados, el grupo “no tuvo un período de adaptación a la altura, sino que inmediatamente se le ordenó armar carpas, cargar armas y una mochila que les sofocaba, sin una verdadera instrucción, sino sólo datos teóricos sobre los elementos que iban a utilizar”, precisa el texto del INDH.
Establece el Instituto que “en esta etapa del servicio militar, el maltrato verbal y físico de los soldados conscriptos de parte de sus instructores y encargados era manifiestamente grosero, soez, degradante, homofóbico y vulgar, acompañado de castigos físicos consistentes en golpes de pies y puños mientras eran ‘aporreados, es decir, realizando carreras subiendo y bajando cerros en ‘punta y codo’, en cuclillas o corriendo con todo el peso de sus mochilas, las armas y la presión atmosférica de los más de 4 mil metros sobre el nivel del mar”.
Justamente en este escenario Franco Vargas “fue víctima de golpes, insultos y maltrato permanente, privación del sueño y de alimentos”, consigna la querella. El texto añade que la salud mental y física de la víctima “se encontraba en claro deterioro y, aun así, y a pesar del ruego de no participar nuevamente en las marchas que realizaban fuera del perímetro del regimiento, fue obligado a marchar”.
La marcha fatal
En la madrugada del 27 de abril se realizó una nueva marcha de instrucción desde Pacollo hasta Putre, “siendo Franco Vargas despertado violentamente alrededor de las cinco de la mañana para regresar al regimiento. El escenario consistía en una caminata sobre los 4.600 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas bajo cero hasta el amanecer y sin la vestimenta adecuada para las condiciones climáticas del lugar, utilizando polera y camisa, sin chaqueta de abrigo”.
Fue así, que, ante la presión de su superior a cargo, Franco Vargas inició la marcha “caminando a duras penas, quejándose, llorando y pidiendo al militar a su cargo que por favor le diera un abrigo porque estaba mal y sentía que iba a morir. Sin embargo, el superior le negó el auxilio y le humilló gritando con insultos homofóbicos y denostaciones tales como ‘muérete entonces pelao, un pelao menos mucho mejor”, desmayándose el joven en el trayecto entre Pacollo y Putre.
Ante esta situación, según narra la acción legal del INDH, los otros conscriptos que se encontraban cerca “acudieron a auxiliarlo, siendo reprendidos por los militares a cargo de la marcha, diciéndoles ‘que Franco se muera solo’, mientras lo insultaban y golpeaban para que se pusiera de pie y continuara caminando”.
Llevado al CESFAM
Franco Vargas se reincorporó a la marcha “mientras su ropa se encontraba además húmeda por la rotura de su reserva de agua; empapado y congelándose”. Fue en ese momento en que el joven “volvió a pedir abrigo, señalando que no podía seguir adelante”.
Continuó el joven la caminata hacia Putre “hasta que se desmayó por segunda vez. Y, a pesar de que ya era evidente que apenas podía mantenerse en pie, fue obligado por sus superiores con golpes e insultos nuevamente a pararse, desmayándose por tercera vez para ya no volver a levantarse”, relata la querella del INDH.
Al cabo de unos minutos, según los testimonios de los conscriptos que se encontraban cerca, Franco Vargas no respiraba, momento en que los militares a cargo lo llevaron en una camioneta al CESFAM de Putre, lugar donde arribó sin signos vitales.
Justicia civil
El 7 de mayo el INDH presentó la primera querella por los apremios ilegítimos sufridos por cinco conscriptos. Esta acción legal la acogió el Juzgado de Garantía de Arica, que se inclinó además por la tesis del INDH, que propone que la causa la vea la justicia ordinaria. Ello en espera la decisión que debe adoptar la Corte Suprema.